miércoles, 25 de julio de 2012

Dos KTMs rotas


[25-07-2012] Son las 9 de la mañana y ya estamos a más de 30 grados, pero estoy contento porque hoy vamos a salir con las motos de enduro. Todo está preparado. Ayer resucité la batería de la KTM con una carga lenta de 12 horas. También engrasé la cadena y revisé el nivel de aceite y de agua. Todo correcto. La jodia moto arrancó a la primera tras varios meses parada. Me di una vuelta corta para probar que todo estuviera correcto. Iba en pantalón corto y chanclas, con casco y guantes. Sólo pensaba calentar un poco la moto... pero la KTM no estaba de acuerdo. Esa moto es como una ninfómana: quiere caña a todas horas. Es imposible salir a dar una vuelta tranquilo. Salí de casa lento... giré en el primer cruce... segunda.... tercera... gaaaaaaaas... y la rueda delantera ya estaba en el aire. Yo no fui... la moto lo hizo sola. Siguiente cruce y rueda arriba otra vez. Con la sonrisilla ya en la cara me dirigí a uno de los pocos descampados que quedan libres y nada más pisar tierra.... gaaaaaaaas... atravesé el terreno con la rueda trasera pasando todo el rato dos palmos más a la izquierda que la delantera. Salí por el otro lado y fui a casa. ¡Como me gusta la KTM!


Pero eso fue ayer. Hoy vamos a salir de verdad por caminos. Mi colega Sergio (KTM 525 EXC) ha tengo problemas de cervicales y no ha podido coger la moto últimamente. Otros colegas han ido vendiendo sus motos de enduro por razones económicas o de salud. Y yo (KTM 450 EXC) no pienso salir sólo después de la última caída en que salí por orejas tras una mala maniobra en una zona de roca un día que fui a dar una vuelta por la montaña sólo. Recuerdo perfectamente pensar "Y si ahora me hago daño.... ¿Qué hago?", mientras aun estaba volando. Me hice daño, aunque por suerte sólo un esguince en el tobillo pude volver sentado en la moto. Pero no repetiré la experiencia.

Mi colega Sergio está un poco mejor de las cervicales y tiene tanto "mono" de moto como yo, así que da igual que haga demasiado calor: Hoy salimos en moto. Me visto de enduro: botas de cuero con refuerzos varios de plástico, metal y otros materiales; rodilleras; pantalones de enduro con refuerzos diversos; armadura completa que consta de espaldera, riñonera y protecciones rígidas en pecho, hombros y codos; guantes; casco y gafas de enduro. Voy a buscar a mi colega y lo encuentro, ya vestido de enduro, revolviendo el garaje buscando una garrafa de gasolina. No la encontró así que la primera parada sería la gasolinera.

Salimos de la urbanización por el camino de siempre, pero en lugar de girar a la izquierda, hacia la montaña, lo hacemos a la derecha, hacia la civilización. Tomamos diversos caminos de enlace entre urbanizaciones para ir hacia el pueblo, donde está la gasolinera más cercana. Los primeros caminos no vamos muy deprisa. Hay que volver a sentir la moto tras tantos meses parada. Cuando nos dirijamos a la montaña ya habrá tiempo de dar gas. Los caminos están muy secos y hay muchísimo polvo. Tenemos que ir muy juntos porque a la que te separas del compañero, ya no ves por donde pisas.

Me encuentro bien encima de la moto. He perdido 15 kilos desde la última salida a base de dieta, pero no estoy en forma. No quiero forzar al principio para no quedarme sin fuerzas. Me siento a gusto, confiado. La moto pasa por donde le digo. El más leve toque de manillar hace que la rueda delantera se levante. Un golpe con la rodilla provoca una derrapada de atrás. Todo está controlado. Pero de repente... pierdo la confianza. Me voy largo en una curva, pero hay margen y recupero la moto. ¿Que ha pasado? Sigo adelante y a la siguiente curva vuelvo a derrapar de delante. La moto ya no hace lo que quiero. En recta rebota todo el manillar. En curva no la controlo. Ya se que ocurre: ¡He pinchado! Mierda, mierda y más mierda.

Llegamos a la gasolinera y efectivamente la rueda no tiene ni gota de aire. La hincho y se oye como se escapa el aire. No retiene nada. Mierda, mierda, mierda. Compro un sprai repara-pinchazos y sale defectuoso. Me dan otro gratis y ese funciona pero no arregla el pinchazo. Mierda, mierda. Se acabó la salida. No hemos hacho ni 10 kilómetros.

Sergio me dice que él aprovecha que está vestido de enduro y se va sólo a San Elías. Le recuerdo lo que me pasó la última vez y con buen criterio decide quedarse. Me acompaña a casa y se va... pero al rato vuelve. "He llegado a casa y tenía la bota llena de aceite" me dice. Está perdiendo aceite a chorro por la junta del lado derecho del motor, encima de la palanca de arranque. Mierda doble... o triple.

Todos los tornillos de esa parte del motor están flojos. Alguno muy flojo. Por culpa de las vibraciones, suponemos. Es la maldición de las KTM. Apretamos todos los tornillos y deja de perder aceite. Limpiamos todo bien con aceite nuevo y Serio prueba la moto. Todo parece correcto. Le aconsejo que baje la moto al mecánico pero dice que si no pierde más, noB la bajamos al servicio de neumáticos. Esperamos poder salir la semana que viene sin tantos problemas.

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