domingo, 9 de enero de 2011

Nunca salgáis solos en moto por el campo

¡Es un buen consejo! Me lo tendría que aplicar a mi mismo. Hacía meses y meses que no tocaba la moto de enduro más que para unas vueltas a la manzana. Los motivos son múltiples pero nunca ha sido por falta de ganas. Hoy me he levantado y hacía un día perfecto. Sol. 13 grados. Ni un nube en el cielo. He decidido que hoy sí... no me gusta salir solo pero mi compañero de fatigas no estaba disponible y me he dicho ¡Que diablos!

¡Mala idea!

Ayer había puesto la batería de la KTM a cargar pues estaba totalmente agotada de no cogerla. He montado la batería y ha arrancado a la primera. Es una caña de moto. Me he puesto el equipo completo con todas las protecciones (por suerte). No pensaba apretar sino ir tranquilo pero por el campo nunca se sabe.



La cosa empezó muy bien. Primeros caminos. Tranquilo. Unos derrapes por aquí, un saltito por allá... nada grave. Voy cogiendo confianza, pero sigo tranquilo... Sólo por caminos y algún sendero. Nada de fuera pista. Quiero evitar a toda costa una caída. Me sale algún Land Rover y me cruzo alguna otra moto pero no tengo problemas.... hasta que en uno de los caminos más solitarios, uno lleno de grietas y piedra suelta se me ha ido de delante al pillar mal una roca. El 99% de esas situaciones suelo salvarlas sin problemas... todo queda en un sustillo o a veces ni eso... pero esta vez no era el día...

Me he caído casi en parado. Prácticamente ni he golpeado el suelo. Lo malo ha sido que el tobillo se me ha quedado enganchado y al tirar con todo el cuerpo se me ha doblado mucho. Me he dado cuenta enseguida de que me había hecho daño. Me he puesto de pie enseguida y he visto que podía apoyar el pie... con mucho dolor pero podía andar. No había huesos rotos. En ese momento me he dado cuenta de que estaba sólo. Totalmente sólo en medio de ninguna parte. Como era un camino tarde o temprano habría acabado pasando alguien... pero hacía rato que no veía ni un alma. Por mi cabeza han pasado tantas cosas en ese momento...

En esas situaciones lo principal es no ponerse nervioso. Llevaba móvil por supuesto pero ¿Habría cobertura? ¿Como indicar donde estás? No me he parado a averiguarlo. Con bastante esfuerzo he levantado la moto, me he montado y le he dado al botón rojo. Ha arrancado a la primera. Bien por ella. He puesto en su sitio la maneta que se había quedado mirando a Roma y he arrancado. Enseguida me he dado cuenta de dos cosas: primero que no podía subir marchas. El pie no me respondía. Y segundo que la moto estaba pinchada de atrás. ¿Me habré caído por el pinchazo o se ha pinchado en la caída? Tampoco me he parado a pensarlo más. Lo principal era salir de ahí cuanto antes.

Me las he arreglado para poner tercera con el tacón y ya no he cambiado más de marcha. Encima de la moto aguantaba más o menos bien. Bastante dolor sobre todo al pasar grietas y piedras pero no me impedía conducir. El pinchazo era más problemático porque iba todo el rato de lado compensando con el cuerpo. Sabía que me iba a cargar la cubierta pero me daba igual.

Por fin he llegado a casa. Me he dado una ducha y me he ido al médico. Parte: Esguince de tobillo. Vendaje suave, reposo y una semana de baja. Poca cosa por suerte. De haber sido más grave no habría podido llegar a casa montado en la moto... y no había nadie para ayudarme.

No hay comentarios: